La artrosis es un problema en la química del organismo de la persona que la sufre.
A continuación, te invito a que leas este artículo para que sepas cómo tratarla y prevenirla…
Los tejidos de nuestro cuerpo -a excepción del sistema nervioso, cuyas células no se reproducen-, sufren un desgaste y una reposición continuada, día y noche. El recambio de proteínas del hígado (que es una víscera que tiene a su cargo una enorme complejidad de transformaciones químicas), se hace en unos nueve días; el recambio de las proteínas y células de los músculos y de la sangre, en unos 120 días; y el esqueleto, tarda aproximadamente dos años en reponer la parte viva del hueso y los cartílagos en el adulto.
Pero actualmente, sucede en muchas personas (y cada día son más en el mundo y en edades más jóvenes), que la reposición de los cartílagos es más lenta que el desgaste, dando como resultado una disminución de su tamaño y un acercamiento de los huesos, lo que hace que los nervios rocen entre sí, ocasionando pinzamientos dolorosos, y también al dejar menos paso para los vasos (porque no hay la separación debida), se dificulta el riego sanguíneo. Es lo que se conoce como artrosis.
Los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de la postura mantienen los cartílagos en buen estado, aumentan la movilidad de las articulaciones y refuerzan los músculos circundantes de manera que puedan amortiguar mejor los impactos.
El ejercicio se debe compensar con el reposo de las articulaciones dolorosas. Sin embargo, la inmovilización de una articulación tiende a agravar la artrosis más que a mejorarla.
Los síntomas empeoran con el uso de sillas, sofás, colchones y asientos de automóvil demasiado blandos. Por lo que se recomiendan las sillas con respaldo recto, los almohadones duros y colocar tableros de madera bajo el colchón.
Es importante mantener las actividades habituales diarias, desempeñar un papel activo e independiente dentro de la familia y continuar laborando.
Los ejercicios específicos para la artrosis de la columna vertebral pueden resultar útiles. En los casos graves, se necesitarán soportes ortopédicos para la espalda. Las tablillas o soportes pueden proteger a las articulaciones afectadas, particularmente durante las actividades que generen más dolor.
Cuando la artrosis afecta al cuello pueden ser útiles los masajes realizados por terapeutas profesionales, la tracción y la aplicación de calor intenso con diatermia o ultrasonido.
Por otro lado, llevar una dieta adecuada y tomar suplementos es indispensable para tratar cualquier tipo de trastorno o enfermedad.
En el caso de la artrosis recomiendo tomar alimentos y/o suplementos que contengan buenas dosis de las siguientes vitaminas y minerales:
- Vitamina C. En un principio se la llamó antiescorbútica, pues su carencia producía el escorbuto, que era un problema en el cual sangraban las encías y se producían derrames capilares, se caían los dientes al aflojarse porque las encías al deteriorarse no los sujetaban y se producían “artralgias”, es decir, dolores en las articulaciones originados por la artrosis. De hecho, en los artrósicos graves, suelen presentarse también los problemas de encías sangrantes, y se producen moretones con facilidad debido a la fragilidad de sus capilares.
Como la vitamina C abunda en los cítricos y en todas las frutas y verduras crudas en general, basta con tomar zumos de naranja, limón o pomelo, comer frutas y verduras crudas o -si se tiene mala dentadura- pasarlas por un extractor, para que nuestro organismo reciba la cantidad de vitamina C que precisa.
También es de gran ayuda recibir mega dosis intravenosas de esta vitamina.
- Magnesio. Desde hace muchos años se están utilizando grandes cantidades de los llamados abonos químicos, algunos de los cuales, como la urea y el sulfato amónico, son sustancias de síntesis y, por lo tanto, casi químicamente puras, en sustitución del guano que era el abono, venido de fuera, que junto con el estiércol de las fincas se usaba en la fertilización de los suelos.
Esta práctica de usar abonos nitrogenados, fosfatados y potásicos, en lugar del guano, ha empobrecido de magnesio los terrenos y en ciertos microelementos, como yodo, el cobre y el zinc. Esta disminución en el suelo de ciertos minerales se traduce en una deficiencia de estos en los alimentos que ingerimos.
Este hecho, por separarse de su campo de estudio, ha escapado al conocimiento de los médicos, nutricionistas y bioquímicos. Y, sin embargo, es real, está ahí, y mientras no se modifique la composición del abonado que se recomienda a los agricultores, enriqueciéndolo en magnesio, yodo y otros micronutrientes, cada vez habrá una mayor incidencia de artrosis, de trastornos nerviosos, de problemas de irritabilidad muscular, seguiremos volviéndonos cada vez más vulnerables a las infecciones como gripes y resfriados, y seguirán aumentando las personas que tienen litiasis renal y las arterias endurecidas... solo por eso, porque está faltando Magnesio en la dieta corriente de las personas.
Los alimentos ricos en magnesio son: el cacao, las almendras, las menestras, la harina de soya, las avellanas, las nueces, los cereales integrales, los higos y los dátiles.
En una deficiencia severa de magnesio, se recomienda la ingestión de 3g al día de cloruro de magnesio, repartidos en dos o tres tomas preferentemente con las comidas.