El verano es el inicio de una serie de actividades que marcan un ritmo cósmico también en el ser humano. Por eso les daré algunas recomendaciones dentro de nuestra área, que es la prevención. Los más vulnerables a los efectos del verano son los más pequeños, así que veamos algunas pautas a tomar en cuenta.
Uno de los problemas más frecuentes es la exposición prolongada a la luz solar. La primera y mejor línea de defensa contra la luz solar es la cobertura. Usar un sombrero con ala de 7.5 cm (3 pulgadas) o una gorra con visera que mire hacia delante, gafas de sol (busquen gafas de sol que bloqueen 99 a 100 por ciento los rayos ultravioletas) y ropa de algodón de tejido apretado son las soluciones más prácticas.
Es mejor que los más pequeños permanezcan en la sombra siempre que sea posible y limiten la exposición a la luz solar durante las horas de máxima intensidad, es decir, entre las 10 a.m. y las 4 p.m.
Muchas veces y por estar de vacaciones, los padres permiten el aumento de actividades físicas como el deporte o ejercicios en las vacaciones útiles, los cuales deben reducirse siempre que el calor y la humedad alcancen cifras críticas. Cuando se hace un programa de ejercicio vigoroso, o después de viajar hacia un clima más caluroso, la intensidad y la duración del ejercicio inicialmente se deben limitar, y después aumentar de manera gradual durante un período de 10 a 14 días para lograr aclimatarse al calor.
Antes de una actividad física prolongada, el niño debe estar bien hidratado. Durante la actividad física, debe consumirse suplementos minerales como el magnesio y el zinc, que son aquellos que se pierden rápidamente a través del sudor.
La ropa debe ser ligera y de color claro, y debe limitarse a una capa de material absorbente para facilitar la evaporación del sudor. La ropa saturada de sudor debe cambiarse por ropa seca.
También se debe prestar atención al uso de las piscinas. Nunca dejen a los niños solos en la piscina o cerca de ella. Hay padres que confían en los flotadores, pero éstos no son un sustituto para los chalecos salvavidas aprobados, y pueden dar a los niños una falsa sensación de seguridad.
Dependiendo del clima y el lugar, tengan un especial cuidado con los insectos. Eviten el uso de jabones muy perfumados, perfumes o aerosoles para el cabello en sus hijos. También eviten las áreas donde los insectos anidan o se congregan, como estanques, alimentos descubiertos y jardines donde las flores estén floreciendo. Si el niño es picado por algún insecto con aguijón, ubiquen la zona y rásquenlo con suavidad para extraerlo horizontalmente con la punta de una tarjeta de crédito o una uña limpia.
La alimentación es muy importante. Hay que consumir siempre frutas de estación, hidratarse más, y comer verduras frescas sin cocinar. Las ensaladas van muy bien en verano. No justifiquen el calor para aumentar en sus niños el consumo de bebidas gaseosas, helados o chupetes. Acostúmbrenlos desde pequeños a que la bebida más natural y saludable siempre será el agua.
Sin embargo, no todos son problemas en el verano, pues éste también nos trae cosas fantásticas. Es el momento ideal para que ustedes y sus familias puedan disfrutar de más momentos de esparcimiento sano fortaleciendo los vínculos de unidad.
¡El verano es un momento de renovación, de recepción de energías, y el instante preciso para pasarla de maravilla!