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EL ESTRÉS AUDITIVO Y EL RIESGO DE SORDERA REQUIEREN ALTOS NIVELES DE MAGNESIO

 

Existe una estrecha relación entre el estrés por el ruido y el requerimiento de magnesio. Varias investigaciones dieron el siguiente resultado: Cuando menor era el contenido de magnesio en los glóbulos rojos, más sensible fue la reacción al ruido de las personas estudiadas. Las consecuencias fueron incremento de la presión sanguínea y tensión psíquica. La sensibilidad al ruido se puede moderar mediante un mayor aporte de magnesio. Una carencia de magnesio durante un período prolongado, bajo carga de ruido, conducirá a una temprana disminución de la capacidad auditiva en la vejez. Entre el estrés y la carencia de magnesio se establece un “círculo vicioso”. Bajo carga de estrés disminuye cada vez más el magnesio contenido en las células y esto conduce a una mayor reacción de estrés.

El efecto del ruido no se diferencia de los efectos generales del estrés. Se produce una mayor eliminación de catecolamina (a las catecolaminas pertenecen por ejemplo las hormonas adrenalina y noradrenalina) y desplazamientos electrolíticos. Estos efectos aumentan con la carencia de magnesio. Finalmente, con ello aumenta también el riesgo de enfermedades cardíacas y vasculares.

Estos efectos fatales se pudieron estudiar de manera contundente en la tribu Maabans en Sudán. Los habitantes, con considerable permanencia en el país y abundante magnesio en la alimentación, no evidenciaban enfermedades cardíacas o vasculares, ni tampoco pérdida de la audición por la edad. Quienes pertenecían a esa tribu y se trasladaron a la ciudad de Kantún modificando su estilo de vida y hábitos alimenticios, mostraron pérdida de la capacidad auditiva y enfermedades cardíacas y vasculares.

Recuerden vigilar la ingesta de magnesio en su dieta, y si ésta es insuficiente, les recomendamos recurrir a un complemento de magnesio de calidad certificada.

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