¡Amigos! Una alimentación sana y equilibrada es totalmente compatible con el sol y el calor si tienen en cuenta algunas pautas básicas.
En épocas de verano, uno de los efectos inmediatos del calor es la deshidratación del organismo; por ello, es necesario acompañar los cambios de adaptación a las altas temperaturas que exige el organismo, con una alimentación adecuada.
Uno de los principales medios por los que nos empezamos a deshidratar es la sudoración. Esto se debe a que es el principal mecanismo de defensa que el cuerpo pone en funcionamiento para contrarrestar la elevación de la temperatura corporal. Mediante la sudoración perdemos agua, sales minerales, potasio y magnesio, los cuales son fundamentales para un funcionamiento corporal equilibrado.
• Incluir el mayor número de bebidas posibles para favorecer la ingesta total de líquidos.
• Realizar una dieta rica en productos frescos:
• Beber líquidos en forma constante sin esperar sentir la sensación de sed, porque cuando esta se presenta, el organismo está indicando que tiene cierto grado de deshidratación.
Beber más de 2 litros de líquido es una cantidad ideal para soportar los estragos del calor. Además del agua, nutriente vital para la salud, existen otras bebidas más atractivas para hidratarnos. Un ejemplo son los jugos de frutas naturales, que poseen numerosas vitaminas y minerales y además son deliciosos.
Si están cuidando su peso y quieren mantenerse bien hidratados, lo más conveniente es tomar agua natural, agua frutada (una opción para las personas que les cuesta tomar agua sola), infusiones heladas, etc.