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LOS NEUROTRANSMISORES Y LAS EMOCIONES

Nuestro cerebro se divide en dos hemisferios: el izquierdo y el derecho.

El hemisferio izquierdo: se le considera “dominante” y controla el lado derecho del cuerpo (en las personas zurdas puede suceder lo contrario: domina el hemisferio derecho). Este hemisferio dominante es nuestro ser activo, está en relación con la forma y actividad del  mundo exterior y se ocupa del tiempo. Mantiene nuestra conciencia en estado de vigilia, desarrolla nuestro pensamiento lineal. Es nuestro lado racional y constituye el centro del habla.

El hemisferio derecho: llamado “subdominante”, está vinculado con el inconsciente en la mayor parte de las personas. Raramente se experimenta este sector en estado de vigilia. En esta sección se desarrolla nuestro lado natural, nuestros instintos, nuestra fuente artística y creativa, no necesariamente racional. En esta esfera solo existe el espacio sin tiempo, lugar propicio para los sueños y las fantasías.

Ondas cerebrales: la actividad de la mente puede ser decodificada según los esquemas de las ondas cerebrales, midiendo la cantidad de actividad eléctrica en las diferentes partes del cerebro. Los ritmos básicos son cuatro: Beta, Alfa, Theta y Delta.

Beta: de 12 a 24 ciclos por segundo (cps), gobierna la palabra activa y el pensamiento numérico, se produce cuando estamos haciendo planes o resolviendo un problema.

Alfa: de 8 a 12 cps, es el llamado estado de descanso, el zumbido de fondo que se produce cuando el cerebro se está recargando: nada sucede, el pensamiento está ausente.

Theta: se produce entre los 4 y 8 cps y está vinculado tanto con los estados visuales y del sueño, como con el pensamiento errante y en imágenes, mediante recuerdos y posibilidades futuras. Relajándote y representando una imagen en tu mente alcanzarás este ritmo cerebral.

Delta: entre 0 y 4 cps , es el más bajo y equivale al sueño profundo.

La neurofisiología

Es la ciencia que estudia el sistema nervioso y gracias a ella comprendemos cómo se comportan nuestras neuronas y cómo emiten los impulsos eléctricos necesarios para enviar mensajes de una a otra. Estas señales, que realizan un recorrido complejo, producen la sinapsis que libera sustancias químicas llamadas neurotransmisores.

Los neurotransmisores son los encargados de llevar mensajes a las distintas partes del sistema nervioso central y una de ellas es el cerebro. A continuación describimos los neurotransmisores más importantes y su función en la química cerebral:

La acetilcolina se encarga de regular la capacidad de almacenar información, retenerla y recuperarla en el momento oportuno.

La noradrenalina se encarga del aprendizaje, la atención, la sociabilidad, las emociones y el deseo sexual. Cuando sus niveles son bajos sentimos falta de motivación, depresión, pérdida de libido y aislamiento.

La serotonina nos ayuda a dormir bien y previene las migrañas. El cerebro la utiliza para fabricar una hormona llamada melatonina.

El ácido gamma-aminobutírico (GABA) es el neurotransmisor más extendido en el cerebro y nos ayuda a memorizar, regular las señales nerviosas y favorece la relajación. Si los niveles son incorrectos los síntomas son cansancio y ansiedad.

La adrenalina nos hace reaccionar ante las situaciones de peligro o estrés. Si alcanza niveles muy elevados origina fatiga, falta de atención, insomnio, ansiedad y hasta depresión.

Con esta breve pero importante información, podemos entender que estos neurotransmisores tienen una gran influencia en nuestros estados emocionales, por lo cual debemos ser conscientes de los estímulos que recibe nuestro cerebro y entender su funcionamiento.

Los neuropéptidos

Los científicos han demostrado que los acontecimientos mentales se convierten en moléculas. Concretamente, estas moléculas son los mensajeros de tu cuerpo, el equivalente de tus pensamientos. Cuando se las descubrió se las llamó neuropéptidos, pues inicialmente se encontraron en el cerebro. Ahora sabemos que los neuropéptidos también se impregnan en cada célula del cuerpo.

Podemos deducir entonces que un pensamiento, además de poner en funcionamiento la química del cerebro, activa la del cuerpo entero. Cada uno de tus pensamientos, cada idea, envía un mensaje químico al centro de la conciencia celular. En conclusión, cuando piensas lo haces con el cerebro ¡y con todo tu cuerpo! Por lo tanto, prestar más atención a las palabras, expresión simbólica de nuestras ideas, puede ser trascendente para cuidar la salud.

Por eso es tan importante controlar el lenguaje, ya que al expresamos también reprogramamos nuestra manera de pensar y conectarnos con la sabiduría interior.

 

Extraído del libro “Palabras que sanan”

del Dr. José Luis Pérez-Albela

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